domingo, 2 de mayo de 2010

Día 41 Azilal – Sidi Rahhal

Día 41 Azilal – Sidi Rahhal

Mirella monta bastante ruido, pero no me afecta. Duermo hasta las 10:00 hora española. No he cambiado el reloj en todo el tiempo que he estado en Marruecos. Mas o menos me apaño bien. Tengo claro que anochece sobre las 21:00 y que a las 20:30 como muy tarde he de tener resuelto el como pasar la noche.
Como cada día, venzo a la pereza recojo los trastos y a desayunar. Desayuno lo mismo que ayer y a la carretera.
La carretera es plana, incluso de bajada por los que los primeros kms los recorro con ligereza. Las piernas me responden bien, aunque en algún repecho las noto quejarse. Cuando ya he calentado del todo voy muy bien. Un par de paradas para hacer alguna foto y paso junto al desvío que en 16 kms me llevaría a ver las famosas cascadas de Ouzoud. Me lo pienso y decido pasar de ellas. En algún sitio he leído que es mejor no ir en fin de semana, así que me las imagino y aunque no es fin de semana decido pasar de ellas.

La carretera es muy buena, pocos coches, sube y baja suavemente y yo me siento muy bien físicamente. Todo esto permite que disfrute mucho de este tramo. Voy animando y ensimismado en mis cosas.
Mi objetivo para hoy es llegar a Demnate, aunque a este ritmo llegaré a la hora de comer. Ya veremos como llego de cansado.
Efectivamente a la hora de la comida estoy en el pueblo. Llevo 70 kms pero la verdad es que estoy bastante fresco.
Según el mapa entre Demnate y Marrakech no parece que haya ningún pueblo grande en el que pudiera haber alojamientos, da igual, para algo llevo la tienda y todos los trastos. Así que ya veremos donde acabo.

En un puesto de la medina de Demnate me tomo una coca cola y pollo asado con patatas fritas que me recargan las pilas para continuar.

El paisaje ahora se parece un poco a la Mancha española salvo que al fondo se ven las cumbres nevadas del Mgoun. Hace calor, incluso algunos campos de trigo ya están empezando a amarillear. Hemos pasado de la primavera al verano en menos de 50km. No quiero ni pensar el calor que tiene que hacer aquí en pleno julio.

En un mojón de la carretera veo una indicación que pone 30km Sidi Rahhal. Ya llevo casi 100kms así que creo que ese será el pueblo fin de etapa.

Efectivamente así hago y tal y como sospechaba en el pueblo no hay hotel ni nada parecido y tampoco consigo que nadie me ofrezca su casa. Así que me acerco al cuartel de la Gendarmerie Royal y les pregunto si puedo acampar. La policía marroquí no es como nuestra Guardia Civil. Es bastante represiva y mucho menos servicial. Me piden el pasaporte y me hacen un pequeño interrogatorio un poco acojonante, pero al final veo que la cosa va bien cambian las caras de perro de presa por sonrisas y que me dejan acampar junto al cuartel en un sitio bastante bueno.
Lo malo es que a unos 100 metros hay un improvisado campo de fútbol con un montón de niños jugando. Esperaré a que anochezca y que los niños se vayan para asearme y montar la tienda y evitar así ser el centro de atención de los nenes.

Ceno arroz con verduras. Mientras preparo la cena con toda la parafernalia del precalentamiento del hornillo multifuel, del cortar las verduras, de hervir arroz, las especias, et etc, recuerdo los buenos momentos del principio del viaje y me lamento de lo lejos que están. El viaje no se ha convertido en algo que al principio no esperaba. Así es la vida.
“La vida es como una caja de boombones. Nunca sabes lo que te va a tocar” 
 Forrest Gump

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