Dia 3. Candeleda – Jaraiz de la Vera .
Nos hemos despertado por el ruido de los alumnos, pero nos han dejado tranquilos. Hemos desayunado en la entrada de las instalaciones un cafe con galletas y pan con aceite y a preparar los bartulos.

Hoy las piernas no andan como ayer. Supongo que influye que la carretera es un continuo rompepiernas lo que provoca que avancemos mas despacio. No hay problema, al tran tran hasta donde lleguemos.
En Villanueva de la Vera paramos a por fruta. Fruta que me sienta bien y continuamos nuestro recorrido. Tras una curva del camino cruzamos una garganta que baja con mucha agua y en la que decidimos parar a comer.
El sitio es espectacular, es posible que ayude el que sea miércoles, por que sospecho que en fin de semana debe de estar a tope. Devoramos unas uvas y unos frutos secos mientras contemplamos el rio.
Ahora toca siestecilla junto al rio. Hoy estamos mas perros, pero la siesta nos sienta de vicio.
Abel, un tipo que se nos acerca para saber mas de nuestro viaje y que tambien le pega a los pedales nos recomienda abordar la subida a Losar de la Vera por la antigua calzada romana que está encementada y que es mas corta que la carretera. Claro, es mas corta pero mas pina. Creo que esta es la perla de la jornada, una subida cubierta de vegetación muy bonita que nos coloca en lo alto del pueblo en unos kms.
Continuamos nuestro itinerario, esta vez en dirección Jarandilla de la vera. La carretera es ahora mas ondulada con tendencia a bajar. Es curiosa la sensación de ir bajando a 60km/h y en cuanto llega el repecho te quedas a 6 km/h. Quitas todas las marchas que puedes y subes mas o menos a 8 – 11 km/h.
Cómo dice el Biciclown, “a la velocidad de las mariposas”
En ese rato llega “Oui” un freeraider local con una Transition cañera y nos cuenta que la zona es ideal para el freeride. En otra ocasión vendré con la doble. Si es verdad lo de que seguiría nuestro blog estará leyendo esto.
Don Joaquín nos abre a las 20:00. Yupiiii!!! Nos enseña las dependencias y hasta mañana.
Mientras nos lavamos y preparamos la cena tenemos de fondo un sonido celestial proveniente de los ensayos del coro. Entre los cánticos y lo enorme y solitario del lugar la situación se parecía al principio de una peli de terror de serie B.
Nos preparamos una enorme ración de pasta con verdura reogada y pechuguitas de pollo. Joder que rico que estaba.
Me dedico a decidir que trastos sobrantes del equipaje enviaré mañana por correo a casa. Ya voy viendo lo que usaré y lo que no. Esta es una de las ventajas de salir desde casa. Cuando lleguemos a los sitios mas “inhóspitos” estamos adaptados a la vida del cicloviajero.
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