domingo, 11 de abril de 2010

Dيa 26 Hotel afueras de Restinga – Tetouan


Día 26 Hotel afueras de Restinga – Tetouan

Nos despertamos sin despertador. Es el día después de la discusión y hoy funcionaremos con las nuevas pautas de convivencia.

Salimos carretera y manta por una carretera bastante buena para el pedaleo. Vuelve a atacarnos el temible viento de Levante que nos lleva con la cabeza metida entre el manillar. Tampoco ayuda a la conversación las secuelas de la discusión de ayer.
Hemos decidido que en el próximo pueblo trataremos de cambiar dinero en un banco por que suponemos que el cambio será mas rentable.

Cuando llevamos unos 10 kilómetros llegamos a Mdiq. Un pueblo costero al estilo costa española. Esta zona de la costa mediterránea marroquí tiene gran cantidad de hoteles del tipo todo incluido en donde disfrutan de sus vacaciones turistas de origen internacional. Fuera de temporada, al igual que las zonas vacacionales españolas, se convierten en pueblos fantasma con un un montón de hoteles, bungalows, apartamentos y demás alojamientos vacíos. El centro del pueblo si mantiene su estilo marroquí de tiendecitas, puestos callejeros de comidas, gentío alborotado por todas partes, trafico...

Buscamos el banco en Mdiq y tratamos de cambiar pero la cola es enorme. El banquero no se altera ni la expresión mientras hace las gestiones con total parsimonia. Aquí la prisa no funciona, incluso nos parece que los hombres que entran en el banco se cuelan delante de las mujeres sin ningún tipo de reprimenda. Este dato no esta del todo contrastado, pero me pareció que era así

Enfrente hay otro banco francés, esta vacío, así que cambiamos en él. Quizá el cambio sea menos rentable, aunque no creo que existan grandes diferencias. En la frontera en un cambista nos dieron 11.1 dirham por cada euro. Aquí  ha sido 10.96 dirham por euro. No me comeré la cabeza por unos céntimos de dirham quizá para cantidades enormes sea necesario el ajuste pero para lo poco que pretendo cambiar no.

Varias gestiones mas que tiene que hacer Elena en correos y en un locutorio y ya es la hora de comer. Hemos comprado unas frutas en el mercado que van para adentro.

El viento es un verdadero incordio nos pilla de frente con mucha fuerza. Pedaleamos unos 20km mas y llegamos a Tetouan donde decidimos buscar hotel y pasar la tarde de descanso. Yo seguiría un poco mas, pero la verdad es que el día es muy desapacible incluso han caído algunas gotas.

Buscamos la famosa medina cuando un tipo nos aborda y nos recomienda el Hotel La Gacela. Un hotel barato muy pintoresco y limpio que está metido en uno de los callejones de la medina sacados de los cuentos de las mil y una noches.

Comienza otro ritual que sospecho que nos acompañará durante los próximos días: Desmontar los bultos de la bici mientras te observan los transeúntes y los “guías” busca vidas que tratan de obtener una propina. El truco consiste en decir no repetidas veces y hacerles ver que sabes lo que quieres y que no les necesitas para moverte por la ciudad aunque en ocasiones es normal estar un poco despistado.

Nos acomodamos en la habitación triple y salimos a dar un paseo por la medina. Para nosotros son las 19:00h, pero la hora marroquí de verano es dos horas menos así que aquí son las 17:00h.
La medina es tal y como recordaba de viajes pasados. Calles estrechas en la que uno tras otro se suceden puestos de todo lo que uno se pueda imaginar. Gallinas vivas que matan delante de nosotros a la hora de comprarla, pastelitos de mil colores, frutas, carnes, pescados, cazuelas, cacharros de cocina, chilabas, babuchas, cargadores de móviles, portátiles, aceitunas, verduras, televisiones... La lista puede ser infinita tiene cierto ordenamiento agrupados por gremios pero aparentemente reina un cierto caos.

Después del largo paseo nos metemos en una tetería donde sospecho que pocos turistas entran.

Es muy pequeña y en ella se agolpan decenas de hombres tomando te, jugando al parchís muy animosos, me recordó a nuestro mus. Cuatro juegan con mucho escándalo y otros tantos miran.
Nos sirven un té típico realmente rico. Y yo que creía que había conseguido en casa el té moruno. ¡Ni de coña!. Tendré que seguir investigando a mi vuelta para intentar acercarme a este sabor.
En esta tetería tienen una especie de cisterna sobre unas brasas de leña en la que tienen el agua siempre hirviendo. Esta cisterna parece que tiene cientos de años y tiene un grifo por donde vierten el agua a unos cazitos de latón donde han puesto el te verde y menta fresca. Lo dejan unos minutos junto al fuego y luego lo vierten en el vaso que llevarán a la mesa. Por tanto en la mesa tienes un gran vaso de cristal, lleno de te, menta fresca en rama y flor de azahar con mucha azúcar. ¡¡UMM!! ¡¡Que sabor!!
A pesar de que el hachís es ilegal en Marruecos, muchos fuman kifi en una gran pipa. No parece que sea una actividad clandestina, lo fuman con la misma naturalidad que el tabaco en España. El kifi es la planta picada muy pequeña. Ponen un poco en una larga pipa de unos 40cm y la encienden. La dosis sirve para un par de caladas y provoca una humareda inmensa. Hasta un rato largo no se preparan otra. Cada vez que preparan una pipa te ofrecen. De momento cortesmente, siempre he dicho que no. Habrá que probarlo, pero cuando me apetezca.

En este local comienzo una conversación con “Rafa”
.¿Te llamas Rafael?.- Le dije al decirme su nombre.
-Noooo!!! Me llamo Arafat, como el político. JAJAJA!!!.-

Arafat es un hombre ya mayor que se dedica durante 4 meses al año a trabajar en un complejo privado en la costa para turistas extranjeros y el resto del año vive en Tetouan de lo que ha ganado durante el verano. Habla varios idiomas y nos enseña cosas de su cultura. También nos indico un restaurante bueno y barato donde le conocen y donde cenan solo marroquíes. Él realmente nos ayudo y entablo conversación con nosotros por el mero placer de hacerlo, no solo por la propina incluso se negó a aceptar la incitación de un “cafe au lait” que se estaba tomando. Este tipo de personas, generosas y amables son las que abundan en Marruecos, pero por desgracia las mas notorias son las que te persiguen para conseguir una propina por cualquier servicio.

Cenamos un kuskus de pollo gigante y una coca cola y nos retiramos al hotel a dormir. Es temprano en Marruecos, pero yo aún ando con el horario español y estoy cansado.

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